PROFESORA : FERNANDA
SEGUNDA PARTE:
Empezamos...
Empezamos...
Todo para que no se enojase.Pero igual un día el ogronte se enojó.Se enojó porque sí (¡vaya uno a saber por que se enojan los ogrontes!)Se notó que se había enojado porque empezó a gritar y a rugir y a mover los brazos en el aire como un molino. Y porque sus dientes enormes (no se imaginan ustedes lo enorme y lo filosos que son los dientes de los ogrontes enojados) brillaban más que su melena del atardecer.El pueblo entero se arrugó de miedo.De miedo a que lo comieran.Porque ya se sabe que los ogrontes, cuando se enojan,se comen pueblos enteros, con sus casas, sus personas, sus calles y sus kioscos. Y sus perros. Y las petunias de sus jardines.Y sus tarros de galletitas. Y sus boletos capicúa. Y sus estaciones, con trenes y todo.La gente salió corriendo. Algunos iban con las orejas tapadas (taparse las orejas no protegía del enojo del ogronte, pero al menos ayudaba a que sus rugidos molestasen menos).Pero yo dije al principio que este era el cuento de un pueblo, de un ogronte y de una nena. Ahí está la nena -¿la ven?-, es esa de rulitos en la cabeza: Irulana. Es la única que no corre.A mí no me pregunten por qué no corrió Irulana. Vaya uno a saber por qué no salen corriendo las Irulanas cuando vienen los ogrontes. Los que contamos los cuentos no tenemos por qué saberlo todo.Yo lo único que sé es que Irulana no corrió sino que se sentó a esperar en un banquito.Tal vez era muy valiente.Tal vez era un poco chiquita.Tal vez estaba demasiado cansada.Se sentó en un banquito verde en una calle vacía (todas las calles estaban vacías en ese pueblo).Cuando se terminó la tarde y el sol se puso rojo, la cabeza peluda del ogronte brilló más que nunca. Los dientes brillaron más todavía, y rugidos enormes sacudieron el suelo.Irulana tuvo miedo. Y más miedo tuvo cuando vio que el ogronte se empezaba a mover.“Ahora viene y se come al pueblo”,pensó Irulana.Y, efectivamente (no se olviden de que yo avisé que este era un cuento de miedo): en cuanto llegó la tarde el ogronte empezó a comerse el pueblo. (Ya sé que esto es terrible, pero qué se le va a hacer, así son los ogrontes.)Empezó por el ferrocarril:Enroscaba las vías en un dedo y después las sorbía como si fueran tallarines.Masticaba las casas como si fueran turrón. Y de tanto en tanto les daba un mordisquito a dos o tres árboles que había arrancado de raíz y que llevaba como un manojo de apio en la mano.(Miren: acá la dibujante se asustó tanto que dejó el dibujo sin terminar y salió corriendo.)Continuará……
Cuaderno de clase
Proyecto Ogros
Continuamos con la segunda parte...
Actividades
1) Leer o escuchar el audio, no te olvides de consultar el blog de la Biblioteca .
2) Respondé las siguientes preguntas.
a) ¿Qué come el ogronte cuando se enoja?
b) ¿Qué le ocurre al ferrocarril del pueblo?
c) ¿Este ogronte come árboles? ¿Cómo lo hace?
Proyecto Ogros
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1) Leer o escuchar el audio, no te olvides de consultar el blog de la Biblioteca .
2) Respondé las siguientes preguntas.
a) ¿Qué come el ogronte cuando se enoja?
b) ¿Qué le ocurre al ferrocarril del pueblo?
c) ¿Este ogronte come árboles? ¿Cómo lo hace?
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