martes, 3 de noviembre de 2020

PRÁCTICAS DEL LENGUAJE - TERCER GRADO

PROFESORA : FERNANDA

Proyecto Ogros

Continuamos con la tercera parte del cuento:

"Irulana y el Ogronte", de Graciela Montes. (Desde el blog de biblioteca también puedes escuchar y seguir la lectura del cuento). 
  


Fue haciendo arrolladitos con las calles y se las masticó despacito. La plaza la dobló en cuatro como un panqueque y la comió con gusto (seguramente era dulce). Si alguna petunia se le escapaba de la boca la empujaba con el dedo hacia adentro.

Y comió y comió. Se lo comió todo (tengan en cuenta que los ogrontes son muy grandes y éste era un pueblo chico).

Bueno, ahora el que se achicó es el cuento, porque empezó con un pueblo, una nena y un ogronte, y ahora ya no hay más pueblo. No hay nada más que una nena y un ogronte.

Y nada, pero nada más.

Nada de nada: ni un arbolito, ni una petunia, ni un vestidito de muñeca, ni un colador del té, ni una polilla, ni la pelusa de un bolsillo. Nada más que Irulana en su banquito y un ogronte enorme que –aunque ustedes no lo vean porque el dibujo se termina antes-está bostezando.

Está bostezando porque a ese ogronte, siempre que se comía un pueblo entero, le venía el sueño.

Pero Irulana no sabe que el ogronte bosteza. Tiene tanto miedo que cerró los ojos.

El ogronte da uno, dos, tres pasos más (y los pasos de los ogrontes llevan muy lejos) y, justo justo cuando está por descubrirla a Irulana en su banquito se queda dormido (Acá en esta página está todo un poco movido porque el ogronte se quedó dormido de golpe y cayó al suelo haciendo mucho ruido).

Ahí fue cuando Irulana abrió los ojos y lo vio. Parecía una montaña, pero seguramente era un ogronte porque las montañas no usan botas lustrosas ni cinturones de cuero.

Y roncaba, además, como sólo roncan los ogrontes.

Irulana era una nena valiente, pero también era chiquita, y se sentía sola. Cualquiera se sentiría solo en el lugar de Irulana. No tenía nada en el mundo. Nada más que un ogronte dormido y un banquito verde. Y eso no es nada. Es muy poquito.

Sobre todo, cuando el aire se pone negro y se viene la noche oscura.

Oscura pero oscura oscura, oscurísima y oscura. La luna no había salido todavía y las estrellas estaban demasiado lejos.

Esta página de acá está toda oscura y toda vacía. Así de oscuro y de vacío estaba el mundo.

Entonces Irulana se puso de pie en su banquito, que, como estaba tan negro todo, ni siquiera era un banquito verde, y gritó bien pero bien fuerte, lo más fuerte que pudo gritar: ¡IRULANA!

Continuará…… 



Cuaderno de clase 

Proyecto Ogros

Continuamos con el cuento:

Irulana y el Ogronte (un cuento de mucho miedo)

Graciela Montes. Dibujos de Claudia Legnazzi. 


Luego de leer el cuento/audio,respondé las siguientes preguntas.

  1. ¿Qué se comió el ogronte?
  2. ¿Qué le sucedió al ogronte después de la comida?
  3. ¿Qué se imaginó Irulana cuando lo viO tendido en el piso?
  4. ¿Cómo se sentía Irulana? ¿Y qué hizo?

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